Identidad y la propuesta de nuestras empresas.
Por: Federico Hernández Ruiz* Consultor, socio fundador en asimetagraf.
En nuestro entorno y quehacer como empresarios hay una constante que aparece una y otra vez, esta constante es como debe ser la propuesta. Nos referimos a la propuesta de servicio o a la propuesta de producto.
Muchos de nosotros como empresarios definimos un producto o servicio y creemos que lo que sigue es comercializarlo para lo cual están las áreas de mercadotecnia y ventas.
La verdad es que todos comenzamos haciendo una propuesta con lo que tenemos o lo que creemos que debe de ser, esto no es un mal inicio. Es más, es el mejor inicio que hay, solo que este debe estar enriquecido por un halo de duda. A lo que me refiero es, lo que hemos mandado al mercado es una propuesta y como tal puede ser bien solamente recibida, bien recibida o incluso puede ser rechazada. Si concebimos que lo que hicimos fue una propuesta y que estamos reconociendo lo que la gente o el mercado quiere, entonces podremos mejorar o cambiar nuestra propuesta. Y es justo ahí donde muchos nos atoramos. Creemos que lo que proponemos es lo adecuado y que solo debe ser mercadeado o vendido adecuadamente, pero eso no es del todo cierto.
Efectivamente, mercadotecnia nos ayudará muchísimo. Sus técnicas y procesos facilitarán la manera en que nos comunicamos con la gente pero siempre necesitará contar con la clara identidad de la empresa. Si esta identidad tiene oportunidades no atendidas, mercadotecnia y ventas se verán limitadas en sus capacidades para entregar un mensaje claro, contundente y con la fuerza necesaria no solo para entregar, sino para que la gente lo pida.
Les comparto, hacer una propuesta necesita incluir una palabra: “Valor”. Necesitamos hacer una propuesta de valor. En la cual está implícito un beneficio para la persona o entidad que va a usar o consumir el producto o servicio. Así es, nuestra propuesta debe beneficiar a alguien y por supuesto a nosotros también.
En este diálogo que existe entre lo que ofrecemos y entregamos, con quien recibe y usa, es donde muchos perdemos camino o dejamos de ver con claridad hacia dónde vamos. Creemos que si cambiamos nuestra propuesta, dejaremos de beneficiarnos, dejaremos de ser quiénes somos, perderemos nuestra identidad, la razón de ser. Yo les comparto que esto no es así.
La razón es que antes que nada, nuestras empresas y nosotros somos entes sociales y funcionamos en sistemas de convivencia. Nuestro intercambio es eso, un sistema en el que participan diferentes actores o elementos y todos construyen una experiencia que sucede.
Todos vivimos la empresa y sus productos. Al manejar un carro, no solo consideramos la marca, sentimos los asientos, olemos el interior del carro, escuchamos el motor, vemos los accesorios y tocamos las vestiduras, los asientos y el volante; al manejar, escuchamos el sonido de todo el carro en tránsito. En fin, es un sistema que vivimos con la marca y el modelo, sabemos que la identidad y su propuesta es la que nos gusta.
Es por está razón que nuestra propuesta y nuestra identidad están estrechamente relacionadas, necesitan reconocerse en un sistema en el que ante todo hay intercambios. Intercambios de productos y servicios por dinero, pero también hay emociones, relaciones, vivencias, espacios… Es un conjunto de elementos que debe tomarse en cuenta para reconocer con mayor claridad: quiénes somos, cómo participamos, cómo somos percibidos y lo mejor, cómo nos concebimos.
Es un sistema que está vivo y que puede moldearse o cambiarse en el momento que sea necesario.
Esta dinámica de vivencias le sucede tanto a la gran empresa como al micro empresario. Todos participamos y contribuimos en estos sistemas. Todos podemos cambiar y transformarnos para tener una mejor relación con nuestro entorno, para ser más competentes, si así lo queremos ver.
Podemos ser y tener la identidad que decidamos, para hacer la mejor propuesta al mercado. Una propuesta de valor que nos beneficia a todos.
Si reflexionamos sobre nuestra identidad como empresa y recordamos que la identidad se vive y sucede, entonces podemos relacionarla con el cómo queremos que esto suceda. Yo tomo como principio las características que definen ser competente y éstas son:
Parecer ser, ser y actitud
Todos conocemos empresas que podríamos colocar en esta definición. Es más, por ella tomamos muchas decisiones para relacionarnos con ella. Nuestras decisiones van desde el coche que usamos, el lugar en el que vivimos, el grupo con el que convivimos, etc. Como personas nos sucede exactamente igual. Convivimos en el sistema y llegamos a acuerdos o principios que nos guían para actuar.
La identidad de una empresa está estrechamente relacionada con su propuesta y es por ésta que podemos ver con claridad si nos propone un beneficio.
A todos nos ha pasado que hemos sentido desconfianza sobre un artículo, un servicio o una persona. Hay algo que no nos gusta. La respuesta está en cómo nos sucede ese contacto, cómo identificamos si nos conviene o no. La razón atrás es que el sistema está actuando y el conjunto de elementos que están participando no entregan un mensaje coherente y congruente. Sencillamente hay algo fuera de lugar. Y no digo que algo esté mal, digo que hay algo fuera de lugar, algo que desentona y que muy posiblemente necesite ajustarse.
Parecer ser, ser y actitud no son características que se dan por creación espontánea, son expresiones de la empresa. La empresa, sus empresarios y colaboradores construyen de manera cotidiana esta identidad.
La identidad por eso no se puede inventar o colocarse, la identidad es una expresión única de cada empresa. Como dice el dicho: “La mona aunque se vista de seda, mona se queda”, y la empresa no es ajena a este dicho.
Un buen ejemplo del manejo común de la identidad es la de crear un logotipo. Un logotipo puede servir para identificar a la empresa, para que la ubiquen solamente. Pero no llegará a ser una identidad hasta que contenga y represente a ese sistema dinámico que es la empresa. Un logotipo se transformará en identidad hecha marca al contener esa expresión cultural de empresa.
Una identidad puede tener diferentes propuestas, entendiendo propuesta de servicio o producto durante el tiempo. Además es la manera en que interactúa con su entorno. Una identidad es un proceso que nunca termina, que trasciende en el tiempo y contribuye a la construcción de una cultura.
Una identidad implica poder ofrecer un servicio desde el interior de su razón de ser.
Por quien somos, proponemos y resolvemos para tu beneficio, para el beneficio de todos.
Tener una identidad con una propuesta clara parece sencillo y sí lo es. Lo único que se requiere es disposición para reconocer que participamos en un sistema. En el cual tenemos características únicas por las que hacemos y ofrecemos un producto o servicio. Lo hacemos con una propuesta que corresponde a nosotros, gracias al proceso de reflexión constante, continuo y estructurado que hacemos. Tener identidad y una propuesta significa que hemos diseñado quiénes somos y cómo nos relacionamos.
El secreto está en el diseño.
La palabra clave es: “Diseñamos”. Diseñar no es otra cosa que recrear un proceso de reflexión que nos permite cuestionarnos el por qué hacemos lo que hacemos, cómo lo hacemos, para quién lo hacemos, qué esperamos y qué esperan de nuestro producto o servicio. Diseñar no es embellecer, no es acomodar para que se vea bien. Diseñar implica observar, reconocer, crear ideas, hipótesis, probar y experimentar.
Diseñar nos invita a instalar un proceso continuo de reflexión, capaz de alimentar a la empresa y expresarse en todas las áreas, incluyendo la manera en que se entregan o se brindan servicios. Identidad y propuesta requieren ser definidos por diseñadores. Si eres empresario, este es el momento de comenzar a diseñar tu empresa, sus productos y servicios. Con ello podrás contar con una de los capitales más grandes que una empresa puede tener: el ser querida, deseada o admirada. Podrás lograr con tu empresa ser la razón por la que muchas personas conducen sus vidas, ser un contribuyente de valores y riqueza en la sociedad. Con tu aportación, la sociedad entera te retribuirá con lealtad y con sentido de pertenencia. La gente adentro y afuera de la empresa se sentirá orgullosa de pertenecer a ella, a tu empresa.
Ahora sí, si en tus planes está darle identidad a tu empresa y crear una propuesta, acompáñate de los diseñadores adecuados como lo son los consultores de la comisión de Consultores de Coparmex en Querétaro. Más de uno podrá acompañarte, pero sobre todo, podrás liberarte de los mitos que te detienen.
Si decides contratar a un diseñador para crear una imagen que te identifique, cuida que no sea solo un embellecedor o creador de disfraces. Con él o sin él, saldrá a relucir la verdadera identidad de quién eres y cómo es tu empresa.
* D.G. Federico Hernández Ruiz
Socio fundador y Consultor en Identidad estratégica en asimetagraf y representante para la CGTFL en México de Duraznos, Nectarinas y Ciruelas California Como consultor se destaca en la creación de sistemas de identidad especializado en productos de consumos. Su trayectoria cuenta con más de 20 años de experiencia y ha colabora desde grandes transnacionales hasta pequeñas y micro empresas. Algunas de éstas son: Kellogg’s, Heinz, La Perla, Grupo Pando, entre otros. Actualmente representa a la California Grape and Tree Fruit League “CGTFL” para la promoción de duraznos, nectarinas y ciruelas California en México. https://www.facebook.com/CaliforniaDNC Para conocer más de asimetagraf y su propuesta, favor de entrar a: http://www.asimetagraf.com Para contactar a Federico y conocer más sobre su trayectoria, entrar a: http://www.linkedin.com/in/federicohernandezruiz Gracias a Doralis Herrera por su corrección de estilo. Sin su ayuda, estás líneas serían caóticas. |